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Tango en la Calle, la movida milonguera que se desarrolló todas las noches de los miércoles de enero y febrero en el patio del Centro Cívico, dejó anoche su nombre flotando en el adiós al bajar el telón de su tercera temporada, con la promesa tácita de volver el próximo verano.
Esta propuesta gratuita de la Escuela de Tango Malajunta, que dirige Gonzalo Etcheverry, tuvo el acompañamiento de la dirección de Cultura y Educación, y desde sus comienzos fue generando crecientes adhesiones: en su despedida del tercer ciclo reafirmó la tendencia con la que se había iniciado, sumando más vecinos y vecinas para compartir el baile pero sobre todo un buen momento.
El mayor éxito de Tango en la Calle radicó nuevamente, como en anteriores ediciones, en la posibilidad de que los bailarines más experimentados y los principiantes intercambien experiencias y aportes, y también en alentar a quienes les gusta el tango pero hasta ahora no se le animaban a la pista, a que dieran sus primeros pasos guiados por una profesora.
En rigor, todos fueron «profesores» y «alumnos» a la vez, compartiendo saberes y retroalimentándose en el placer de la danza ciudadana, atraídos por un convite amplio y abierto que incluyó parejas, solas, solos, adultos y jóvenes.