La antropóloga Ana Carolina Arias ofreció el viernes (23) en el Club Social de Innovación una charla sobre el rol de la mujer en la Ciencia e indefectiblemente, en distintos contextos históricos-sociales.
Con un cuestionamiento sobre el término “género”, Arias, que es especialista en Educación de Géneros y Sexualidades de la Universidad Nacional de La Plata, inició la charla. Enumeró algunos nombres –y sus biografías- de mujeres que existieron en los grandes hitos de la historia y que, sin embargo, se desconocen. También así desarrolló hipótesis acerca de que muchas mujeres realizaron descubrimientos y en los registros figuran a nombre de sus maridos. Explicó cómo se las ingeniaron las mujeres para hacer ciencia y sobre todo, el lugar que ocupan hoy.
“Las historias convencionales de la ciencia se han construido en base a “los grandes hombres” y sus teorías, o a la reconstrucción de los linajes y aportes de las figuras consagradas. Estas historias dedicaron poco espacio a las actividades que forman parte de la construcción del conocimiento, muchas de ellas realizadas por las mujeres. En los últimos años, se han promovido nuevos enfoques en la historia de la ciencia, que han profundizado tanto en el estudio de las prácticas concretas, como en la cultura material de las disciplinas científicas. Estos enfoques contribuyen a mostrar las redes de relaciones y los actores e intermediarios que intervienen en las actividades científicas cotidianas”, explicó Arias.
Desde 1980 que feministas cuestionan la ciencia desde una perspectiva de género, lo que permitió, según la investigadora, nuevas líneas de investigación “que mostraron la ausencia de mujeres en los relatos históricos y cuestionaron las desigualdades de género en la ciencia contemporánea”.
La disertante se refirió a dos tipos de investigación: por un lado, los trabajos dedicados a las relaciones entre ciencia y género que muestran cómo la noción de género ha sido ignorada en muchos estudios sobre la actividad científica y, por otro lado, los estudios sobre la cuestión de la mujer en la ciencia, que analizan la inferioridad en número y en representación de las mujeres en el sistema de la ciencia y la tecnología.
Arias explicó el proceso por el cual las mujeres accedieron a la universidad –hace unos cien años- y lo difícil que fue su desempeño posterior, una vez que ya se graduaban.
También señaló que el camino de las carreras académicas fue paulatino para las mujeres, alcanzando puestos de menor jerarquía que los hombres o accediendo inicialmente a ocupaciones relacionadas a una supuesta “naturaleza femenina” o consideradas “trabajo de mujeres”.
Entre los ejemplos que aparecieron en la disertación, se mencionó a Amelia Larguía de Crouzeilles, una dama de la élite santafesina, viuda y cercana a los 70 años, que formó una de las colecciones de piezas arqueológicas más grande de la región, clasificándolas e interpretando sus relaciones con otras culturas. También Alejandra Pupio muestra cómo en el sur bonaerense coleccionistas, periodistas y maestras fomentaron los museos y colecciones locales y actuaron a su vez como corresponsales e intermediarias entre los vecinos y los arqueólogos durante las décadas de 1930 y 1950.
ACTUALIDAD
La antropóloga se refirió a que en la actualidad existe el conocido “techo de cristal”: actualmente el 52% del total de investigadoras/es de Conicet son mujeres, pero sólo el 25% del total son investigadoras superiores.
“Esta situación hace que sea de gran importancia realizar investigaciones que en principio sean “visibilizadoras” de las mujeres vinculadas a la ciencia, pero que además avancen en discusiones que permitan re-pensar las prácticas científicas del pasado y del presente”, indicó Arias mientras otorgaba la palabra a cada uno de los presentes.
La charla finalizó con una actividad grupal.