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La propuesta de verano que Tango en la Calle inició el año pasado en el patio del Centro Cívico y que a partir de su aceptación y crecimiento en la convocatoria volvió los miércoles de este enero y febrero, sigue evolucionando y mostrando distintas caras: anoche incorporó por primera vez un cantante, Mario Baretta, quien interpretó cuatro piezas: Silbando, Tomo y Obligo, Remembranzas y Charlemos.

La presentación de Baretta tuvo compañía en la pista, con parejas de bailarines, pero también en el auditorio, con muchos otros que prefirieron sentarse a escucharlo, además de los que pasaban por la vereda y se detuvieron por un momento para disfrutar de un show inesperado.

Se dio también otra particularidad: en el muy buen número de vecinos y vecinas que asistieron -tal vez fue el miércoles de mayor convocatoria- había cantidad de «primerizos», de los que hasta ahora no se habían acercado a Tango en la Calle y entre ellos, varios que nunca se habían animado a dar un paso al compás del 2×4 y anoche, en el patio al aire libre, recibieron una lección gratuita dictada por la profesora Silvina Martínez y alumnos avanzados, como las que se dan cada semana a los principiantes.

Estuvieron Gonzalo Etcheverry, de la Escuela Malajunta, organizadora de Tango en la Calle con el acompañamiento de la dirección de Cultura; Luna y Misterio (Hugo Altamiranda y Marcela Demaría); integrantes de las diferentes escuelas y academias; milongueros experimentados y bisoños; y vecinos que empiezan a sentir el abrazo del tango. En pareja, solos, solas y de todas las edades.

Un puesto de gastronomía instalado justo enfrente del Centro Cívico, en la plaza, con algunas mesitas sobre la vereda, es otra de las novedades que se sumó a esta segunda edición de Tango en la Calle para aquellos que antes de regresar a sus hogares -la juntada empieza a las 21 y termina a las 23-, estiran la noche en más charlas compartidas, con la promesa de volver a encontrarse el miércoles que viene. Hasta entonces…