Hace unos pocos días contábamos de un acto de vandalismo en un espacio público, al aire libre. Esta vez la sinrazón fue un paso más allá: los destrozos se hicieron en el interior de una institución municipal, el Jardín Maternal Travesuras, en el barrio Fonavi.
Allí, quienes ingresaron, forzaron y rompieron lo que encontraron a su paso: rejas, puertas, muebles, juegos, plantas… Pretender encontrarle una explicación/justificación a lo sucedido es imposible. Como les sucedió a las docentes del Jardín cuando ayer (miércoles) temprano llegaron a su lugar de trabajo y vieron lo que había pasado, la tristeza puede más que las palabras.