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El Hogar Municipal Marcelo Castella inauguró ayer (jueves), en una de sus paredes del frente, un mural realizado por un grupo interdisciplinario y con la coordinación del muralista Néstor Martín, en el marco del taller de Reminiscencia y Arte de la Escuela Municipal.

El mural fue el corolario del espacio que busca contribuir a un buen envejecer, favoreciendo la integración del pasado y presente para que el adulto mayor logre encontrar un sentido de comunidad en su vida.

El taller se trabajó en grupos reducidos con cuatro profesionales: Anabella Eloy (trabajadora social), Melina Calvo (Psicopedagoga), Alejandra Fogtmann (Lic. en Psicología) y Sofía Diez, tallerista de la Escuela Municipal, con quien se trabajó la técnica de mosaiquismo.

En el acto se leyó un mensaje de Néstor Martín, quien no pudo estar presente. “Cuando me convocaron, pensé qué hacer y fueron apareciendo cosas sin un hilo conductor. Pensé entonces en cómo funciona este lugar, el cariño y la vocación de los que trabajan y fueron apareciendo cosas”, dijo el artista, quien precisó que la clave del mural se la dio la canción que expresa “quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón.”

Seguidamente, la psicopedagoga Calvo agradeció a Cristina Mancini, a los participantes del taller, a Néstor (Martín) y al equipo de profesionales. “Es el segundo (mural) que se hace en este taller y encierra un montón de emociones que ellos se animaron a compartir con nosotros”, indicó.

Cristina Mancini, directora de Tercera Edad, agradeció el acompañamiento del Intendente (Miguel Fernández), a Cristina (Ferster, secretaria de Desarrollo Humano) y al personal que también participó del mural y se relacionó con los adultos mayores desde otro lugar. “Queremos empezar a mostrar estas cosas porque acá se vive. No se está todo el día sentado mirando la pared. Hay momentos que no se hace nada y otros en los que hacemos cosas. Esto es un hogar con momentos de mucho movimiento y otros más tranquilos, como cualquier casa”.

En el acto se agradeció a Eliana Oloris, que donó una heladera ambientada como biblioteca para el Hogar y luego se realizó un sorteo entre los nombres que eligieron los residentes para el mural. El ganador fue “Un corazón expectante sobre la matemática, llevándolo a la vida, sentimiento de cariño” que propuso Cris Fernández.